miércoles, 23 de febrero de 2011

SALTAR FUERA DE NUESTRA SOMBRA

Millones de seres humanos. Millones de seres que un día nacieron como un proyecto que no comenzó con ellos pero del que ellos se tienen que responsabilizar.
¿Por qué?
¿De quién ha sido la idea?
¿Hacia dónde vamos?
Interrogantes que a veces se quedan sin respuesta. Y sin respuestas, la vida se acepta como algo dado sin pedir más explicaciones. Se acepta la vida, y con la vida las horas encadenadas al espacio y al tiempo que son la medida de lo que apenas se comprende.

Millones de seres humanos que escuchan sus propios pensamientos; que deciden sus propios actos; que reflexionan sobre sus pasos mientras sienten que es fácil apostar por la falta de sentido y que en esa apuesta la naúsea es la consecuencia de dar vueltas sobre uno-a mismo y marearse.
Pero PUEDE haber respuestas si, aunque parezca imposible, damos - me incluyo porque también yo soy un ser humano...- el salto hacia más allá de nuestra propia sombra.
Puede haber respuestas si saltamos por dentro hacia lo que nos trasciende. Y para dar el salto sólo hace falta hacer caso y dar valor a ese anhelo de infinita felicidad que es tan real como nosotros mismos.

¿Por qué dudamos, entonces, de que sea Dios-Amor(así se define a Sí mismo) la respuesta a todos nuestros interrogantes?
No hay nada más humano y luminoso que las bienaventuranzas. Y las dijo ÉL. Bienaventurados los que lloran, los que sufren, los perseguidos, los limpios de corazón. Bienaventurados ...
Cuando las escucho, cuando las medito, toda cobra sentido. Ya no hay mareo ni naúsea.
Y de la mano del sentido aparece la ALEGRÍA: el tesoro más buscado y el que se queda en la oscuridad de nuestra sombra, cuando no saltamos, porque no queremos,
o porque no nos ayudan a hacerlo,
fuera de ella...

miércoles, 16 de febrero de 2011

TE LO DEDICO A TI

Si me lees, que sepas que este post te lo dedico a ti.

Porque con catorce años tuviste que aprender a luchar contra el dolor.
Porque te falló , sin querer, la mujer a la que todos-as nos abrazamos cuando el viento huracanado quiere barrer hasta el brillo de cualquier amanecer.
Te falló la mujer. Esa mujer que era madre y era : TU madre.
Te falló y se falló a sí misma sin querer. Seguramente, las fórmulas de su física-química estaban confundidas. Y en la confusión de elementos el alma no sabía qué hacer. Y el alma rugió y rugió hasta anular cualquier sonrisa de su lado; hasta fundir con tanto ruido los delicados interruptores de la paz. Y todo se apagó. Definitívamente, todo se apagó.

Pero me cuentas que hubo una segunda vez. Y que te volvió a suceder.
Me cuentas ,entre volanderos minutos, que hubo una segunda mujer que PUDO ser tu madre; una mujer que pudo recorrer contigo un camino de amor difícil, pero que NO quiso.
¿Era mala esa mujer? Sólo Dios lo sabe ... Pero esa segunda mujer que pudo ser tu madre y no quiso, o no pudo, o no supo, un día de tus diecisiete años, te echó en soledad a la calle del mundo .
Diecisiete años, y el mundo te acogió con un dudoso y dramático interrogante: ¿ qué iba a ser de ti, entonces?

Hoy tienes veintidós años.
Hoy yo volvía de viaje y he necesitado ayuda.
Hoy has sido tú el que me ha ayudado.
Hoy, en cinco o diez minutos, mientras me ayudabas, algo de mí te ha removido el corazón.
O quizás, sin más, hoy los libros pesaban mucho...

y con el corazón en tu boca me has dicho que tú también querías escribir , y que tu vida podía juntar muchas letras hasta llegar a contar tu historia.
Cinco o diez minutos de conversación. Sólo eso. Pero en ese tiempo tan breve y tan verdadero he sentido y he sabido, por tus ojos, que el interrogante conque el mundo te acogió, a tus diecisiete años,ESTABA SALIENDO BIEN

Me has ayudado y hemos hablado con la confianaza de dos desconocidos. Luego, cuando ya las puertas se iban a cerrar, me has pedido, con mucho respeto, permiso para darme un beso.

Y en ese beso
que me has dado,
he sentido
el cariño
del beso
que sólo se da
a una madre...

martes, 1 de febrero de 2011

La desesperación : el pueblo árabe ya no duerme

La desesperación tiene muchas manifestaciones. Los países árabes estallarán uno por uno y tras ellos lo harán aquellos otros pueblos que viven en condiciones inhumanas mientras los que les gobiernan atesoran, dictatorialmente, injustas y vergonzosas riquezas.

Cuando se sufre una injusticia tan horrorosa durante tanto tiempo, el ser humano llega a ser, él mismo, una bomba de relojería. Lo que sucede es que se compensa la balanza del dolor creando el mismo dolor que se soporta.
El sistema psicofísico tiende al equilibrio, a la homeostasis. Físicamente los organismos se comportan ante la enfermedad, salvo excepciones que estudia la ciencia médica, de manera idéntica. Sin embargo, las reacciones psíquicas varían según las culturas.
El aguante del ser humano es casi infinito, pero llega un momento que estalla. Tarda mucho, quizás demasiado, pero estalla. Y cuando lo hace no hay quien lo pare, porque es la fuerza desatada de la vida contra la contrafuerza de la muerte: Eros contra Tánatos. Ira contra avaricia. Violencia contra violencia.

El polvo que se respira en los países árabes envuelve huesos andantes que venden un tomate, o lo que pueden, para sobrevivir. Cuando se mira a los ojos de los niños árabes- que salen a tu paso para venderte un pequeño recuerdo-se llega, con la mirada, hasta el fondo de su alma. Porque los niños y niñas árabes, descalzos entre las piedras , tienen una mirada en sus ojos que te atrapa. En esa profundidad insondable, a la que apenas se llega, es donde el sentimiento va creciendo y haciendose fuerte. Es la misma profundidad que renace en las vidas que se inmolan cuando los ojos miran hacia dentro de ese fondo inagotable , enrojecidos y cansados de lo que ven fuera, y sólo encuentran el abismo de la desesperación.

Las injusticias hacen que tarde o temprano se equilibre la balanza. Todas las revoluciones son consecuencia de la ambición represiva de unos pocos y la miseria y esclavitud de muchos.
Y para mí no está siendo ninguna sorpresa lo que ha comenzado en Túnez y en Egypto. No ha sido ninguna sorpresa después de haber vuelto de dos viajes por el Oriente Medio en los que se quedó parte de mi alma en el misterio de tantos ojos oscuros y profundos que guardaban el dolor semidormido bajo un cielo bello y lleno de estrellas.
Hoy ese dolor está gritando. Ya ha despertado