El verbo consumir, que se conjuga demasiado en la práctica, descubre la utilidad de lo inútil, convierte el vicio en valor y sustituye la razón por el impulso: ¡consume que te lo mereces !
Y si esto comienza desde la más tierna infancia , con el "me apetece" y lo quiero "ya", la voluntad débil será la que garantice el exito a la máquina de hacer dinero a costa de ese : No poder decir, NO , a consumir. ( Ese NO , sonriente y subversivo , al que canta mi admirado Silvio Rodriguez.)
Pero el dinero sabe invertir bien. Y para que sus intenciones no se noten y no caigamos en la cuenta de nuestra insensatez, nos cuela con astucia a través de la diosa publicidad, que un par de botas firmadas por un buen diseñador son comparables al "Rey Lear" de Shakespeare... O que un gran modisto, equivale en nuestros días a un Manet, Picasso, o Miguel Angel...
Vamos, que una frase publicitaria eficaz sustituye , según el autor de "La derrota del pensamiento" Alain Finkielkraut ( al que releo con un cierto esfuerzo) , a un poema de Apollinaire o de Francis Ponge.
Así ,lo "cultivado" , se rebaja facilmente hasta el rango de los gastos improductivos y eleva cualquier distracción a la dignidad cultural.
Y es que la lógica del consumo destruye poco a poco la cultura: Ya no se trata de convertir a los hombres en sujetos autónomos, sino de satisfacer sus deseos inmediatos con el menor coste posible.Y que los humanos nos creamos , sin cuestionarlo, que en esa satisfacción inmediata y consumista encotramos ... la felicidad.
Ja!
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A la primera que hablo con mis escritos, siempre, es a mí misma.
ResponderEliminarPorque , "el que esté libre de culpa que tire la primera piedra".
Y yo no la voy a tirar...
Gracias por estas reflexiones. Nos pones tarea...
ResponderEliminarYa veo que te cuesta conciliar el sueño, y te me vuelves profunda en la oscuridad de la noche, pero mi niña! La vida hay que decorarla, y son esos pequeños caprichos, y esos momentos de petitte diversion, los que nos ayudan para seguir tirando. Ya me gustaria haber vivido en la epoca de los impresionistas y haber sido un mecenas. Ines
ResponderEliminarCreo Carmen que el secreto para NO COSIFICARNOS, esta en la medida, es decir: en la prudencia, probablemente la virtud mas importante de las llamadas en nuestro tiempo, "cardinales"
ResponderEliminarNos pone en ese, "caer en la cuenta" que tanta veces que no caemos, nos hace errar. Nos proporciona la medida, la armonia entre lo interior y el exterior.
Hay que profundizar sobre la prudencia en su amplio sentido, sobre todo en cómo desarrollar la prudencia en la vida cotidiana. Hablaremos¡
Ana
INES:
ResponderEliminarTú hubieras sido una gran mecenas, generosísima.
Y a mí me gustaría haber sido una gran poeta o una gran pintora, en esa misma época....
Vamos a decorar la vida con lámparas de aceite, con antorchas, con telas de mil colores, con ondas, con revistas como Litoral....
Oui, cheríe, tu sais bien.
Soy noctámbula, sí....
Pues ya nos ha puesto Ana una meta importante: profundizar en la prudencia.
ResponderEliminarPilar, ya ves, más tarea..
Hablaremos de todo aquí, y donde queraís!!!
Amiga Carmen,
ResponderEliminarExcelente reflexión sobre la destrucción a la que nos lleva el consumismo. Yo, que estuve en la Unión Soviética, cuando allí todavía había ideales, me avergonzaba de pasarme las tardes de compra en compra, consumiendo, acumulando con agonía. Era una forma de ser que los soviéticos no entendían. En nuestra Sociedad ahora se crean las necesidades y luego la forma de satisfacerlas. ¡Cuántas preocupaciones nos evitaríamos si nos conformásemos con lo que exigen nuestros instintos básicos, el de supervivencia del individuo y el de supervivencia de la especie, como les pasa a esas yeguas de las que nos habla Virgilio!
Un beso,
Antonio
Como esas yeguas ardientes de vida en busca de más vida...
ResponderEliminarAntonio, gracias por tu aportación!
Uno de los actos reflejos de nuestra sociedad contemporánea, se produjo las pasadas navidades cuando alcalde, president y presidente, incitaron al consumo de la gente en pro del bienestar de todos.
ResponderEliminarNunca se había producido esta asunción del capitalismo duro tan normalizada. Uno tosió y todo siguió como igual.
La economía parece entenderse como una locomotora que llega más lejos cuanto más material se le echa para quemar. Adónde? No sabe no contesta. Queremos kilómetros y no vistas.
Como un niño que esprinta, lejos lejos del país de los matices.
El consumismo no es malo, es una golosina, es un goce, por eso es tan difícil dejarlo o que la gente no se enganche. La droga es un paraíso, no es ningún valle de lágrimas, eso viene luego, primero es el cielo. Sólo entendiendo lo de grandioso que tienen las drogas, el consumismo, etc, se puede entender después la caída.
Hay que dejar también un poco que la gente se estampe, en una épica ética sin principios.
La paideia creo yo que ha de tener bastante de ironía, de amigo de lo siniestro, de compañero en lo bello y lo horroroso, en esta aventura del vivir.
Yo y tú y él seríamos unos drogatas, unos ladrones, unos malos padres, sólo de haber nacido en otras circunstancias menos favorables para ser lo que somos. Así que en su lugar haríamos exactamente lo mismo, malobrar o maniobrar sin recursos. Para hacerles una transferencia de recursos ser del mismo banco ayuda, que te vean como un caso afortunado del devenir, hace que la sincera ayuda sea acogida rápida y sin comisiones. Ese saldo se va llenando y puede llegar el cambio.
Un abrazo pequeñaja! :)
Bueno, bueno, bueno...
ResponderEliminarCómo me gusta ser una pequeñaja!
Viva la paidea con ironía, sal y un mezcla de aceite y vinagrito..
La palabra para todo es la armonía. Armonía entre el ser y el tener, entre el dentro y el fuera, entre el te quiero y el te quiero libre, entre gozar o sorber compulsivamente el placer inmediato...
Pero qué se yo..
Esta tarde el campo estaba bello. Eso es lo que me ha hecho feliz. Me acompañaba Ana.
...el campo estaba bello, la tarde apacible y sobre todo la conversación confiada y serena de amigas...Gracias¡
ResponderEliminarMe levanto de delante del ordenador cuando leo eso de los modistos a los que se quiere comparar con Picasso o Manet. Yo ya había dado la batalla por perdida,creía que era el único que se escandalizaba al ver los desfiles de modelos en el telediario y oír a treinta o cuarenta pedantes hablar de... no acierto a entender qué para venderte ese nombre. Y como lo de la moda hay cientos de casos, pero ese seguramente sea el más escandaloso, el que marca el patrón del consumismo imbécil, ese que hace que cada cambio de estación la gente tenga que lanzarse a renovar el vestuario y que se compren prendas rotas o incómodas porque es lo in.
ResponderEliminarNo puedo con el mundo de la moda y la alta costura, ¿se me nota?
Me levanto, digo, para aplaudirte, que, llevado de la excitación, no me he explicado bien...
ResponderEliminarGracias Miguel!!
ResponderEliminarTe has explicado requetebiénnnnnn!